Son sabandijas

Tiempos duros, bla bla bla, todos tenemos que apretarnos el cinturón, bla bla bla.

Y suben el IVA y reducen el sueldo a los funcionarios (disfrazándolo como la eliminación de un capricho, pero hay que ser muy retrasado para no entender que es una pura reducción de sueldo) y bajan la prestación del paro y etcétera, etcétera. Algo hacen que parece que les toca a ellos, es verdad, algo que esconde trampas. Y que además luego lo piensas y ves que no, que a ELLOS, a los que están en ese estrado, a los que toman las decisiones, no les toca.

Son sabandijas, pero no por esto.

Por esto son otra cosa. Quizás injustos, ya que nos hacen pagar el pato de algo que han provocado otros. Pero, ¿qué esperábamos? Sabíamos de antemano que están de su lado, que para ellos todo pasa por cuidar el sistema financiero.

Eso no les convierte en sabandijas.

No, porque podríamos pensar que si les preocupa el sistema financiero es porque la sociedad se apoya en él. Y entraríamos en un debate sobre si tienen razón o no. Sobre si esto es bueno o malo. Y, pecando quizás de naif, incluso pensando que se equivocan, uno tendría que tacharles de incompetentes, pero nada más.

Y, sin embargo, son sabandijas.

Para empezar porque se excluyen de todo lo que hacen. Porque mantienen su status quo mientras nos vapulean. Sin olvidar que nos mienten constantemente, a la cara y con sonrisas. Nos mienten sin contemplaciones. Y a los que no les creímos nunca, nos da igual. A los que juegan con ellos a doblepensar y lanzan vítores en cada discurso, también les da igual. Pero hay otros en el medio que ahora deben estar llorando de rabia. Porque fueron tan estúpidos como para creer y porque eso les ha hecho cómplices.

Son sabandijas, de la peor de las calañas.

Porque saben lo que hacen y se ríen y lo aplauden. Porque tras anunciar unas medidas socialmente asfixiantes sólo les faltó hacer la ola. Porque lo que debería haber sido (en caso de considerarse necesaria, otro debate diferente es si de verdad era necesaria o no) una decisión durísima, se tomó como un triunfo. Porque creen que van ganando. Porque no les importamos, les somos completamente ajenos, no saben siquiera qué coño somos, quién coño somos. Porque un gobernante que machaca a su pueblo, conservando su propia situación de privilegio, es un déspota, un tirano, un dictador, sin importar que lo hayan avalado las urnas.

Están para servirnos y nos dicen que se jodan desde su estrado. A nosotros o a los del banco de enfrente, ¿qué más da? Que usen la mierda que nos arrojan para ganar sus propias guerras es un insulto tan claro como los que nos refieran de forma directa.

Grave es que sean incompetentes, muy grave que sean injustos, gravísimo que toquen todo menos su parte del pastel… pero que ignoren, olviden y obvien que están ahí para servirnos es todavía peor. Que nos insulten desde sus púlpitos y que ovacionen mientras nos golpean, no es una anécdota, es un síntoma serio, MUY serio, que apunta hacia una clase política inválida en su naturaleza última, no en su capacidad, sino en su puta esencia.

Eso es lo que les convierte en sabandijas.

2 comentarios:

ainhop dijo...

Qué enorme es este post. Que ya he leído hasta tres veces. No podría estar más de acuerdo, y por ello tengo poco más que añadir.

Lume dijo...

Gracias, muchas gracias. Por pasarte por aquí, por releer el post y por comentar.