Teoría [apócrifa] del Cambio

Varios cambios. Siempre hay cambios.

Sobre todo, cambios de lugar. Lo que antes se hacía allí, ahora se hace aquí. Te das cuenta de que "allí" y "aquí" empiezan a intercambiar sus significados. Y te preguntas a cuál de los dos perteneces tú. Te gusta creer que, aunque estés "aquí", siempre serás más de "allí", y llevas esa idea por bandera de un sitio para el otro. Te hace sentir especial, te hace sentir parte de ambas caras...

...cambios de caras. Algunas nuevas que se cruzan, otras viejas que se alejan. La confusión en este punto surge de qué es viejo y qué es nuevo. Algunos rostros se hacen eternos en cuestión de horas, mientras otros son desconocidos hasta el acto final. Pero todas rotan por igual, se alternan en intensidad, en tiempo y en roles...

...cambios de roles. Lo que hacías y no haces, lo que haces y no querías hacer. Y, lo que es peor, lo que hacías, sin saber que lo querías. Y ver que, pese a los cambios, sigue siendo lo mismo, nada acaba de ser lo que querías hacer, salvo, acaso, algo que has hecho ya.

Y tantos cambios, tantos giros, siempre tan lentos y disimulados, que no sé por cuáles he pasado y cuáles me aguardan todavía... ¿Cambiamos de tema?

Preludio a Sandman

¿Sabéis quién es Neil Gaiman? Es ese tío que hizo un libro junto a Terry Pratchett y que se inventó los mundos de Coraline.... ¿no? Supongo que su obra más conocida es justo de la que os quería hablar hoy, The Sandman.

The Sandman es uno de estos comics a los que apetece llamar "Novela Gráfica", para que nadie lo mire con ningún prejuicio absurdo. Es fantasía pura y dura, eso sí, ante esos prejuicios no vale la pena que os intente disuadir, porque en sus páginas vais a ver magia, demonios, dioses, sueños que pasean entre los mortales, inmortales que pasean entre los sueños, un infierno con y sin dueños... Es fantasía. Avisados estáis. Y eso no es malo, ¡ojo! Que Lost también era fantasía y bien que os zampásteis sus seis temporadas.

The Sandman tiene algo de arte. Vale que no está escrito por Cervantes, ni por Machado, ni por Shakespeare [bueno, uno de sus capítulos, en parte, sí lo está], ni por Neruda. Está escrito por Neil Gaiman, que es más de otro palo. Es más de ir con su chupa de cuero y sus rizos descuidados, y sus ideas parecen ir así también, en cueros y descuidadas. Notas que no es así cuando prestas atención y te dejas atrapar por las historias que conforman. Gaiman es un narrador elocuente, paciente y preciso. Y un creador tremendamente imaginativo, que nos ofrece en esta lectura algo viejo, hecho nuevo. Algo nuevo, hecho con trocitos de cosas viejas. Algo de arte atrevido y embaucador.

The Sandman es tremendamente oscuro. Al menos a ratos, al menos su preludio. Nunca he leído un cómic que me inquietara tanto, ni por asomo, como me inquietó el capítulo sexto de Preludios y Nocturnos, "24 horas", una historia sobre cómo el villano de turno destruye alma, mente y cuerpo de los ocupantes de una cafetería. Sin más. Una narración de 24 horas de torturas desquiciantes y perturbadoras, en la que te preguntarás por qué sigues leyendo, mientras no puedes separar los ojos del papel. Sigues leyendo porque no te puedes creer que eso esté pasando. Sigues leyendo porque está narrado de forma asombrosa.

The Sandman guarda sonrisas en sus pliegues. El Sueño de un millar de gatos. Ese cuento, que es casi una estupidez... que es casi como leer una carta que no está escrita para ti, ni para nadie que conozcas... Un cuento escrito para sonreír, y para sospechar de un gato cuando veas que sueña.

The Sandman es la historia de Morfeo, un ser Eterno, la encarnación del sueño. Es atrapado por error en un ritual de magia negra que buscaba capturar a Muerte, su hermana mayor, y es mantenido en cautividad durante 70 largos años. Una vez libre, Morfeo tendrá que devolver las cosas a su sitio, tendrá que rehacer su reino... Una vez libre, Morfeo habrá cambiado.

Actualmente, la obra cumbre de Gaiman está siendo reeditada en España en tomos grandes, edición cartoné de lujo con periodicidad trimestral, la serie completa serán 7 números [cada uno dedicado a uno de los Eternos], de 30€ cada uno. De momento, se han publicado los dos primeros, que incluyen cuatro arcos argumentales:
  • Preludios y Nocturnos - un preludio a la altura de la serie, con momentos de muy alta calidad, como el mencionado capítulo "24 horas", o el magistral "Una esperanza en el infierno".
  • La casa de Muñecas - a mi parecer, sencillamente sublime.
  • Tierra de Sueños - una colección de extraños cuentos, para mí de lo más flojito hasta ahora, y sin embargo, varios de ellos [concretamente, el antes citado "Sueño de un Millar Gatos" y el "Sueño de una Noche de Verano"] han sido muy laureados.
  • Estación de Brumas - un relato brillante, inesperado y muy imaginativo.
Por si no se había notado, recomiendo encarecidamente esta pieza literaria, vestida de cómic. Sugiero, si me lo permitís, que no sea una lectura de metro, ni de cuarto de baño... estoy convencido de que está escrita para ser leída justo antes de dormir. Estoy convencido de que está escrita para soñar.

[Por problemas técnicos varios, no he podido aliñar con imágenes esta entrada, trataré de hacerlo en un futuro próximo, no me gustaría que esta pequeña aproximación a The Sandman careciera de una pincelada de su estética]

Castañas

Ayer tuve una estúpida epifanía: el Otoño me gusta. Hay muchas razones para rechazarlo, muy lógicas todas...

(Mal tiempo)
(No se pueden practicar deportes de verano, ni de invierno)
(Síndrome post-vacacional, sin una temporada larga de descanso)
(Un cambio de hora que nos hace vivir de noche)

...pero, ah, amigo, el Otoño tiene más cosas. Concretamente, castañas y granadas. No puedo dar la espalda a la única estación que me permite comer castañas y granadas.

Leí hace un tiempo que las castañas en cocción eran buenas para la depresión. No sé si sería ficción publicitaria o qué, pero se me ocurre que, de ser verdad, se podría tratar de uno de estos excelentes mecanismos de la madre naturaleza para combatir la adversidad. El Otoño, con sus días grises y cortos, su luz menguante, su lluvia, su viento, su marrón, sus suelos tapizados de hojas muertas, su brisa indecisa [ora suave, ora mordiente], su olor a finales, su falta de energía... el Otoño se empeña en deprimirnos.

Pero nos trae castañas.